riego agricola con placas solares

Energía solar para el riego agrícola: Soluciones y tipos

El uso de placas solares para el riego agrícola se presenta como una de las soluciones más eficientes y económicas para sustituir otras fuentes de energía. Utilizando únicamente la luz solar, las placas pueden llegar a suministrar toda la electricidad necesaria para riego de cultivos de grandes extensiones.

Entre las principales ventajas que ofrecen las placas solares de riego agrícola destacamos dos: por una parte el respeto por el medio ambiente, ya que su impacto sobre este es mucho menor y por otra, su reducido coste con respecto a las soluciones tradicionales.

Hoy hablamos sobre las soluciones que puedes obtener al implementar el riego solar agrícola y cuáles son los tipos de sistemas más adecuados en función de las necesidades de regadío.

¿En qué consisten los paneles solares y qué soluciones aportan?

Los paneles solares para regadío se ubican en zonas de intensa radiación solar, de este modo las placas de silicio convierten la energía recibida en electricidad poniendo en marcha el sistema de bombeo y distribución de agua subterránea para el cultivo.

Como cada modelo de panel solar ofrece una potencia distinta, es necesario calcular la cantidad de paneles que se necesitarán para alimentar cada sistema de riego solar dependiendo del consumo que se requiera.

 

Tipos y sistemas de regadío solar

Existen dos tipos principales de sistemas de energía solar, todos ellos adaptados con éxito, al uso agrícola pero con diferentes prestaciones. Te los detallamos a continuación para que decidas, según tus necesidades, cuál es el que más te interesa.

Sistemas conectados a la red: Se trata de sistemas que trabajan conectados a la red eléctrica distribuidora. De este modo, si la energía recibida a través de las placas solares es insuficiente, la restante se extrae de la red eléctrica. En zonas rurales con acceso a la red eléctrica, este es el tipo de sistema más recomendado.

Sistemas aislados: En este caso y como su propio nombre indica, se trata de sistemas que no están conectados a la red eléctrica y están divididos en tres subtipos:

Con almacenamiento: Este tipo de sistema cuenta con un amplio banco de baterías a través de las cuales se almacena la energía, de este modo en días de lluvia o por las noches se puede seguir empleando para alimentar el sistema de riego.

Sin almacenamiento: Al no disponer de baterías, solo funciona cuando recibe luz solar, por lo que si tus cultivos necesitan de regadío constante no es el sistema más recomendado.

Sistemas híbridos: Los sistemas híbridos combinan las placas solares con otro sistema de generación eléctrica, como puede ser el diésel. La implementación o no de un banco de baterías dependerá de las necesidades de regadío solar.

En definitiva, invertir en un sistema de riego fotovoltaico está resolviendo dos problemas a la vez, tal y como comentábamos al inicio de este artículo, reduce los costes de la electricidad y contribuye en la lucha por un ecosistema más limpio y sostenible ya que las placas solares no emiten CO2 ni ningún otro tipo de contaminantes.